Ricardo Vilca, su música y su pueblo
Tukuta Gordillo lo definió como "el más fino e iluminado de todos nosotros, el que comprendió que la música era un elemento más de la naturaleza y por eso hizo sonar la música de los zafreros, de los hacheros, de los andinos, el sonido profundo del hombre parado en medio del todo y de la nada que es la Puna".
Nacido el 5 de noviembre de 1953, en Humahuaca, Ricardo Vilca fue una gran artista que dio sus primeros pasos a los quince años en un grupo de rock y cumbia. Con el paso del tiempo dedicó 16 años a ser maestro de música rural, donde obtuvo la inspiración para desarrollar su talento en folclore y música andina, donde encontró su género.
Su obra musical, era muy local. Se interesaba por el rescate de la cultura, le daba a su música un enfoque distinto. De gran corazón e imaginación, reunía mucha gente. Su poder de convocatoria hacía las mejores reuniones. Tenía una peña en el patio trasero de su humilde casa de adobes, llamada El Caminante, donde tocaba y lideraba el grupo Ricardo Vilca y sus Amigos. Actualmente todavía se realizan actividades.
Por años se le consideró un músico silencioso, pues sólo lo conocían en el Norte Argentino y sus canciones no tenía letra. Tras involucrarse con diversos artistas: Divididos, Ricardo Moyo, Leon Gieco, quienes incluyeron temas suyos en sus discos, aumentó su popularidad.
En 1983 recibió un premio de la Unesco por su contribución cultural a la Quebrada.
El 19 de junio de 2007, fallece heredando un legado musical admirable para su país. Los sonidos de su guitarra quedaron grabados en los tonos púrpuras de las montañas de su pueblo. Cada calle es acompañada por un acorde, que sin letra, cuenta millones de historias.
Si todavía no lo escuchaste, te recomendamos dos de sus discos: La magia de mi raza y Nuevo día, ideales para un atardecer con mate, recorriendo Humahuaca y sus grandes paisajes.